Conoce a Dewey leemáslibros, el gato que inspiró el título de mi blog


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30 de noviembre de 2014

"LA LECTORA DE JADE" de Frédérique Deghelt



"Uno se acostumbra a vivir solo. Cuando Jean murió, creí que se acababa el mundo. Que yo me volvería invisible, porque él ya no estaba allí para ocultar mis errores y mis defectos; porque ya no estaba allí para protegerme. Pero no sucedió nada de eso; sólo descubrí que había envejecido. Mi vida con Jean me lo había ocultado, porque yo me veía en sus ojos, que seguían siendo los de nuestra juventud. Tampoco yo le veía avanzar por los caminos del tiempo.

Desde que conocí a Albert, siento que me ha devuelto algo que perdí con la muerte de Jean. Es la suavidad relajante y particular que sentimos bajo la mirada de otro. Uno nunca envejece con miradas así, solamente se siente felicidad y una inmensa ternura. Los espejos no importan un ardite cuando se vive desde siempre envuelto en la mirada amorosa de un ser que conocemos con todo nuestro corazón. Y lo que perdemos es brutal cuando nos quedamos solos frente al espejo que durante tanto tiempo habíamos ignorado, y que parece reflejar precisamente ese olvido".
Las hijas de Mamoune ya han firmado los papeles para internar a su madre en una residencia con asistencia médica permanente. Para ellas los argumentos son irrefutables: sus ochenta años, un único resbalón con pérdida de consciencia y el hecho de no poder (o querer) ocuparse de ella.

Pero su nieta Jade, a pesar de ganar un reducido sueldo como periodista free-lance no puede permitirlo, decide echarle valor y llevársela a vivir con ella a París, aún a riesgo de poner en su contra a la familia al completo.

Abuela y nieta creen conocerse, pero la convivencia les revelará que realmente no saben nada la una de la otra. Jade ha escrito un libro pero está muy desanimada al haber sufrido el rechazo por parte de unas cuantas editoriales. Y Mamoune se ofrece a ayudarla. Pero ¿cómo pensaba hacerlo? Jade ignoraba que desde hacía muchísimo tiempo su abuela era una gran lectora, toda una erudita y una amante secreta de los libros, porque en aquellos tiempos estaba mal visto que las mujeres leyeran. “Los libros fueron mis amantes, y con ellos engañé a tu abuelo, que nunca supo nada durante toda nuestra vida en común. Llegué a los libros de golpe, como una intrusa, sin la instrucción que proporcionan la inclinación y la aptitud hacia la lectura. Al abrir sus tapas, elegí lo peor que podía hacer una mujer de mi entorno. Contemplaba un mundo que tenía prohibido, y era perfectamente consciente de que no era el mío. Luego volví a cerrar la puerta, pero ya era imposible olvidar lo que había vislumbrado: un espacio inmenso, sin el cual ya no podía vivir”

Formaban una pareja poco común: la octogenaria que aún no conoce el mar y la treintañera. Juntas compartirán momentos entrañables, su pasión por los libros y los escritores, aprenderán a entender sus mundos tan dispares, intercambiarán conocimientos, sabiduría, en definitiva, se irán descubriendo poco a poco cada día.

¿Qué habría sido de Mamoune si Jade la hubiera abandonado a la triste suerte que la vida le reservaba en una residencia?